lunes, 17 de junio de 2019

El retorno de Haegor. Batalla a muerte en el bosque.

Haegor ataca el imperio. Pero antes debe atravesar el bosque guardado por los elfos. Aprovecha que los elfos combaten al caos para cruzar. Pero no sabe que el caos ha sido derrotado y que las noticias en los bosques vuelan como las aves... o más rápido.


Haegor y sus máquinas infernales, junto con los horrorosos centauros enanos del cáos llegan cruzando las montañas para adentrarse en los bosques.


Centinelas elfos observan con inquietud la llegada de los dañinos enanos.



Los Zoats, fieles centinelas del santuario del bosque, no dudan en lanzarse al ataque para defender los lugares sagrados.


Rápidamente toman posiciones en los linderos del bosque observando la llegada de los centauros. El hechicero zoat lanza bolas de fuegos sobre los centauros tratando de persuadir su avance.


Pero pronto se lanzan al combate y se produce el choque de estos titánicos centauros.


Las máquinas de guerra avanzan inexorables. Sus cañones escupen fuego pero fallan todos los disparos. ¿Cómo es posible? Los artilleros e ingenieros enanos son los más reputados profesionales de la guerra moderna. ¿Acaso los espíritus del santuario del bosque están extendiendo un velo protector?

Haegor ruge  con furor viendo como sus poderosas máquinas no han logrado parar a los zoats y ahora estos masacran a sus bestias aliadas.



Cuando las máquinas y los enanos se adentran en el bosque y todo parece perdido, llegan los elfos. Tras derrotar a las huestes del cáos, han corrido a marchas forzadas avisados del nuevo peligro en otro extremo del bosque.


Toman posiciones y se preparan para atacar a los enanos y sus fortalezas rodantes...


Los zoats han demostrado ser criaturas de enorme poder. Los centauros enanos retroceden y son masacrados.



En el bosque reina la confusión. Hay disparos por todas partes. Los enanos lanzan sus dardos desde la fortaleza rodante y los elfos parecen surgir de todas partes con sus precisos arcos.

Pronto los enanos se ven rodeados y deciden formar un cuadro defensivo. Los enanos, muy disciplinados incluso los adeptos al cáos, adoptan esta formación muy útil en situaciones desesperadas. No retrocederán y venderán caras sus oscuras almas.


EL aluvión de flechas acierta a alcanzar a uno de los enanos que gobiernan la torre y esta queda fuera de control internándose al albedrío de los dioses del cáos en el bosque...
En su desaforada travesía va lanzando dardos a diestro y siniestro desde todas las aspilleras y huecos disponibles...


Los enanos en cuadro reciben cargas de los elfos por todas partes...

Y la torre se detiene ciando su centauro enano muere atravesado por las flechas de los elfos. Pero aún inmobilizada, la torre es un baluarte inexpugnable en el corazón del bosque desde el que los enanos escupen fuego y flechas.


Los zoats maniobran buscando la protección del santuario. Desde el fondo otra maquinaria de guerra, un whirlwind, surge amenazante...


Los elfos y los enanos luchan. Los elfos son superiores en combate y muy numerosos. Atacan por todas partes como látigos furiosos. Pero los enanos cuentan con poderosas armaduras y corazas. Y su cerrada formación en cuadro de combate resiste...

Un grito resuena por el bosque... ¡te reto... capitán de los bosques!, ¡Yo, Haegor te reto!


El capitán de los elfos acude valientemente al desafío y ambos capitanes del bosque y del caos luchan en feroz combate personal. Ambos son formidables luchadores, pero Haegor cuenta con la ventaja de su impenetrable armadura. Hasta el más denodado y diestro espadachín se fatigaría de propinar mandobles a un sólida roca. Y eso es Haegor. Una roca de la que saltan mortales chispas que terminan por matar al capitán elfo...


La muerte del valiente capitán se propaga por el bosque rápidamente. El combate ha durado toda la tarde y las sombras se ciernen sobre la foresta. Los zoats se repliegan hacia el santuario para ofrecer su protección y acogerse a su bendición.

Los elfos se retiran en orden ahora que caída de la luz se lo permite para preparar el siguiente ataque. Permanecerán al acecho por lo que pueda ocurrir hasta que amanezca...

La torre está inmobilizada. Pero su dotación intacta la defiende.
Haegor , manda el cuadro que ve como sus oponentes se retiran gracias a su victoria en combate personal.

La noche llega y todos los bandos se retiran pero se mantienen en guardia.

Haegor ha puesto un pie en el bosque pero no puede seguir avanzando. ¿Qué opción tomará? ¿Retirarse y abandonar la torre en el bosque? ¿Tendrá fácil reparación la torre? ¿Habrá algún centauro superviviente de la matanza que pueda cargar y movilizar la torre?

¿Atacarán los elfos por la noche o se encontrarán desmoralizados por la muerte de su general?

¿Y los zoats? ¿Defenderán el santuario o tratarán de echar del bosque a los enanos?


Sin duda la noche alberga muchas incertidumbres y nadie dormirá tranquilo. Hay que tomar decisiones rápido...

(....)

Pero para nuestro relato el tiempo se detiene. Y sólo una nueva partida de warhammer podrá dar respuesta a todas las preguntas.

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