

Una acción decidida y un combate personal ha decidido la batalla tornando una derrota en ciernes en victoria.
Sabed, oh príncipe, que en los años que siguieron al hundimiento de Atlantis y de las radiantes ciudades en las profundas aguas del océano, hasta el apogeo de los Hijos de Aryas, hubo una era inconcebible en la que los rutilantes y poderosos reinos se extendían por el mundo como mantos azules bajo las estrellas.
Los visigodos conducidos por Teodorico:
Los ostrogodos aliados de Atila:
Atila y sus hunos:
Gépidos, hérulos y turingios :
Los comitatenses de Aecio:
Se inicia la batalla y atila ataca en el centro a los Alanos. Ambas caballerías son muy similares pero Atila tiene una enorme superioridad numérica. Los flancos de ostrogodos y hérulos deciden no moverse y esperar acontecimientos. La moral no es muy alta en el ejército de Atila. Los dados son caprichosos, pero ambos contingentes ya están recelosos de Atila después del desgaste de la campaña y un asedio más largo de lo esperado en Arelate.
En el centro los Alanos se baten bien y aguantan formidablemente a Atila.
Los romanos suben a la colina a tomar la posición.
En el flanco, los visigodos atacan decididamente a la caballería ostrogoda.
Los guerreros siguen cerca el desenlace de la lucha de caballería. Parece que los visigodos llevan las de ganar.
En la colina, los hérulos amenazan a los romanos que toman firmes posiciones levantando un muro de escudos:
La lucha se desata:
Los alanos del centro están logrando retener a Atila que no logra romper como era el plan:
EL flanco izquierdo de Atila se desmorona y los ostrogodos se baten en retirada sin que haya podido Atila romper el centro.
Ahí está el ganado. Hay que actuar rápido antes de que los godos reúnan a toda su hueste.
Una vaca es un preciado bocado que las familias de los bárbaros necesitan.
Los nobles visigodos tratan de atrapar a los ladrones francos.
Pero los guerreros francos son intrépidos. Y su jefe no escatima en valentía y resolución para dar ejemplo.
El caudillo godo ordena a sus bucellarios cargar esperando huir de la emboscada.
Los hunos tienen rodeados a los godos que caen heridos por la saetas hunas.
Ultilas dirige los ataques desde una posición segura:
Los godos lograrán tierras del imperio y los hunos seguirán buscando botín en la frontera. Todos en pos de lograr una buena posición para convertirse en federados del imperio o , mejor aún, señores de su propio reino, respetdos y tratados por igual como los romanos. COn suerte incluso la propia púrpura imperial puede ser su destino.
Los godos se esconden en el bosque con sus infantes guerreros y levas de arqueros. En la izquierda forman los guardias a caballo se preparan para atacar.
Ambos señores están listos para enfrentarse:
Los jinetes de la estepa avanzan y disparan sus flechas que son ignoradas por los godos en el primer turno. Estos, rápidamente responden con dos furiosas y veloces cargas por parte de los guardias.