Yo siempre pinto cosas para jugar. No soy modelista. Soy jugador de wargames. Pero ya digo que hay figuras que sería un crimen darles cuatro pinceladas y a tirar dados.
Este gigante de Marauder es un claro ejemplo. Es una figura mítica de las que veía en la revista White Dwarf y jamás pensé que le echaría el guante. Creo que no la vi nunca en venta. Y el precio hubiera sido prohibitivo para mí entonces. Además no es una pieza muy importante para ningún ejército.
Pero por azares de la vida hoy la figura está sobre la mesa.
Es una figura magnífica llena de detalles graciosos y hay muchos ejemplos de pintura maravillosos por la red.
A mí se me ha hecho muy arduo terminarla. En realidad no la he terminado. Más bien la he abandonado. La cantidad de horas que puede llevar pintar todos los retales de tela de su atuendo es inmensa. Así que la he dejado en un estado, creo, bastante apañado. Hace justicia a la calidad de la figura, sobre la mesa es impresionante y no he llegado a desesperarme pintando detalles.
En vivo la figura luce más que con esta miserable foto de teléfono.
Espero verla sobre una mesa pronto en una buena batalla.