lunes, 19 de agosto de 2019

CAMPEÓN DE KHORNE

Un nuevo campeón de khorne para variar. Pintado en los típicos tonos rojizos este hombre bestia - campeón de Khorne. Parece una especie de mutación con cara de lince, tigre dientes de sable o gato.

El escudo lo he realizado con un trozo de cartón cortado con la forma puntiaguda y con algo de masilla en el borde. 





GLADIADORES

Tres nuevos gladiadores llagan al "ludus". Tres secutores listos para entrar en combate:


viernes, 16 de agosto de 2019

GLADIADORES


El mundo de los gladiadores es irresistible. Siendo jugador de miniaturas más. Y viendo las fantásticas miniaturas que, tanto Foundry como Crusader, ofrecen más.

Así que recientemente he encargado a Crusades miniatures todas las figuras de la gama aprovechando una oferta.

Estos son los primeros gladiadores pintados:


Un retiario:


Tres murmillos:




Para jugar estoy sopesando varios reglamentos, aunque parece muy probable que termine adaptando a mi manera alguno. Por que ninguno resulta totalmente satisfactorio en términos de recreación histórica tal como yo la veo.

GLADIADORES


Para jugar con gladiadores he preparado una pequeña arena que semeja un pequeño circo de provincias o cercano a algún puesto de asentamiento legionario. O como si fuera la pequeña arena de un "ludus" de una pequeña ciudad provincial para celebrar modestos juegos o entrenamientos.

Para el tablero he utilizado una caja de cartón bastante robusta que iba a guardar las miniaturas. Qué mejor que tener la propia caja de guardarlas para usarla como tablero de juego.


Así que con la caja y el cartón de otra caja de galletas lo he montado:


Un poco de arena, pintura y voila:




BATALLA DEL CLARO DEL ABEDUL

(Esta partida la jugamos en el Club Dragón, reunidos un buen número de "oldhammers" basada en un relato de Oscar y con escenario preparado por Fer y Ángel.)


El ejército del caos dirigido por Ariete y el dragón ogro penetran en el bosque:


Los Beastman tratan de flanquear a las fuerzas elfas:


Los elfos se despliegan en la foresta y disparan dardos a los hombres bestia. La puntería de los elfos es legendaria y las bajas muy numerosas. Pero las hordas bestiales siguen avanzando.



De los bosques surgen flechas y más flechas. Y un hombre-árbol surge de la espesura y se dirige contra las filas del caos.


Un regimiento del caos sigue flanqueando, confiando en poder llegar al objetivo evitando a los defensores:


También un grupo de minotauros empiezan a flanquear:


El hombre-árbol ataca a los beastmen y destroza a todo lo que alcanza. Los hombres bestia huyen despavoridos y el hombre-arbol desiste de perseguir para enfrentarse a otros regimientos.

La fuerza del hombre-árbol es imparable para las tropas del caos.


La fuerza del hombre bestia será muy necesaria por que las filas del caos están alcanzando la línea de los elfos y acercándose peligrosamente al objetivo del bosque:


Los minotauros cargan contra el hombre-árbola reuniendo todo el coraje e ímpetu propio de su mutada raza. Pero todo su afán es vano. La fuerza de la naturaleza mágica del árbol es imparable y no son rival. Pero su resistencia contra el hombre-árbol será vital para retenerle durante no menos de 4 turnos permitiendo al resto del ejército atacar a los elfos.


Ya las líneas chocan. Las bajas entre los elfos son enormes. Pero su mejor disciplina,  el valor que insuflan sus estandartes y el poder que emana del gran roble mágico del bosque, consiguen frenar e incluso hacer retroceder a las filas del caos.


Pese a ser mejores en el combate y hacer retroceder a los hombres bestia, los elfos van perdiendo uno tras otro a todos sus guerreros hasta resultar aniquilados.


El dragón ogro destroza poco a poco a los valerosos elfos:


EL flanqueo de los hombres bestia sigue progresando:


El zoat ataca valerosamente a un regimiento del caos:


Las huestes del caos han arrollado a los elfos aprovechando que el hombre-árbol se ha enfrascado en la lucha contra los minotauros que resisten sacrificándose. Ya los hombres bestia han rechazado al zoat y alcanzado el árbol sagrado.

El hombre bestia llega tarde al combate y ataca a los minotauros y al mismo Ariete, el capitán del ejército del caos.

Pero es tarde. El árbol sagrado cae y una gran conmoción mágica recorre el bosque provocando la muerte de muchos hombres bestia. Pero no es más que el estertor del bosque.

Ariete caerá bajo el poderoso ataque de las ramas del hombre árbol, pero los elfos están aniquilados y su bosque mancillado.




LA BATALLA DEL CLARO DEL ABEDUL (HISTORIA)


(El domingo pasado libramos una gran batalla de warhammer 3ª ed. en el club dragón un buen número de amigotes "oldhammerers". La batalla, basada en un relato de Oscar, fue convertida en escenario y con narración adicional por Fer y por Ángel. Todo ese material lo transcribo aquí antes de contar la batalla.)

TODA HISTORIA TIENE UN COMIENZO

1.- ALFRID.

Hace algunos años, en algún lugar del Imperio, vivía un joven quesero, su nombre, Alfrid. Alfrid, estaba llegando ya a la treintena de edad, no era alto ni bajo, ni fuerte ni flojo, ni gordo ni flaco, ni feo ni guapo, era una persona de lo más normal, como tú, como yo. No tenía familia, sus padres, artesanos queseros de 3a generación habían muerto años atrás, dejándole de herencia, una humilde, pero preciosa casita. Unas tierras, de poca extensión, pero fértiles y verdes, por las que discurría un pequeño riachuelo, que desde que tenía uso de razón, incluso en los años en las que las lluvias fueron escasas o inexistentes, nunca dejó de correr por sus tierras. Tres vacas y un toro viejo y malhumorado, y su pasión por elaborar queso, conocido este manjar, en todas las tabernas y castillos de la zona.
Antes de morir el toro viejo y malhumorado, dejó preñada a una de las vacas, con tan mala suerte qué al dar a luz al pequeño ternero, la vaca murió. Dejando a un pequeño y frágil ternero, sin madre y prácticamente al borde de la muerte.
Alfrid, que pese a ser una persona, como ya dije antes, de lo más normal, como tú, como yo. Si era excepcional en una cosa, era una buena persona, algo raro, si, raro en los tiempos que corren, en los que nadie mira por nadie. Así que en el momento en que ambos seres se miraron a los ojos, uno vio a un ser desvalido al que quería ayudar a vivir, y el otro reconoció al ser que le iba a cuidar e iba a estar con el de por vida. Metió al pequeño en su casa, le limpio, le hizo una cama de paja, cerca del fuego, donde el calor del hogar intentará suplir el calor de su madre muerta, le alimento con leche de sus otras vacas...el tiempo pasó....y paso....y el ternero al que la muerte aguardaba, se convirtió en un toro, pero no en un toro cualquiera, no. Era alto, sus ojos quedaban por encima de los ojos de Alfrid, ancho como una carreta, negro como el tizón y fuerte como un ariete, y con ese nombre se quedo, Ariete. Pero, al haberse criado en casa, como un perrillo, Ariete era manso, como un cordero, pensando y sintiéndose humano, como el hijo de Alfrid.
Quiso la desgracia, la mala fortuna, el destino o puede que el mismísimo Caos, que un noble de cercanas tierras, supiera del volumen y fuerza de Ariete e intrigado se acercara a las tierras de nuestro quesero a adquirir tan fiera bestia. Al preguntarle a Alfrid por cuanto vendería "esa bestia". Este le respondió que no estaba en venta el animal, ya que este era su amigo, su familia. Y en cólera entro, cuando le contó el fin que quería para el, enfrentarlo a un oso, en las fiestas de las nupcias próximas de su hija.




Amigos, seas de la tierra que seas y del tiempo que leas estas líneas, sabrás, que, a un noble, no se le dice
que no, a un noble no se le niega nada, a un noble, no se le ordena que salga de tus tierras. Y esto fue lo que
el encolerizado Alfrid hizo.
La guardia del noble, tras la orden de su señor, comenzó a dar una paliza brutal a nuestro quesero, y
Ariete, viendo como su amigo, su salvador, su familia, gritaba y sufría, hizo lo que, alguien como tú, como
yo, haríamos en esa situación, ir al rescate. Se lanzó como el artefacto de asedio del que toma su nombre,
destrozó la verja, y a cuantos guardias había tras ella.
Como un poseso, dio cornadas, ensartó cuerpos y extremidades, coceó, y con ello reventó cabezas y
destrozo huesos. Pero el fin llegó, llevándose consigo varios guardias y destripando el caballo del noble,
antes de caer ensartado, por no menos de 10 lanzas, y cayendo a morir en el regazo de su amigo.
El noble partió, dejando a Alfrid y a Ariete, juntos, abrazando uno la cabeza del otro, y dándoles por
muertos. No sin antes prender fuego a casa y granero y matando el resto de sus vacas.
Horas después, sin fuerzas, malherido, en trance por lo sucedido, con un negro mechón de pelo de su
amigo aferrado en su mano, Alfrid se encontró vagando si rumbo por los campos, solo, desesperado,
enfurecido, triste, colérico. Para resguardarse del frío que reinaba, vio cercano, un túmulo con una
pequeña abertura en una colina, en la que podría
guarecerse.

Entró por una estrecha entrada, que se ensanchaba hasta dar a una galería excavada en la piedra. Congelado y empapado de agua, sangre de su amigo y la suya propia, busco un lugar donde no entrara el frío del exterior, y encontró una pequeña antecámara, en la que una piedra encastrada en la pared,roja como la sangre, y brillante como el sol en primavera, irradiaba luz y calor, y parecía palpitar como el corazón de un gigante. Destrozado como estaba, tanto en cuerpo como en alma, abrazo sin pensarlo ese calor que la piedra le ofrecía, y durmió. Fue un sueño en el que aparecía Ariete, sus padres, sus tierras, su casa, y rápidamente todo se volvía rojo, pegajoso y palpitaba. A la vez que le invadía un ansía de venganza, de matar....
Cuando despertó, no sabía cuánto había dormido, donde estaba, no sabía quién era, solo deseaba matar...lo único que recordaba eran los colores de la heráldica del noble, algo que lo enfurecía, y no sabía porque, tenía que matar todo lo que llevará esos colores...

¿Os acordáis de nuestro protagonista al inicio del relato, como era y como no era? Pues bien, ahora sí es alto, ahora sí es fuerte, ahora no, no es buena persona, y tampoco es ya, una persona. La piedra del caos del túmulo, había hecho su magia oscura, había mutado su cuerpo, mezclando todo, sus sueños, los sentimientos de pérdida, el mechón de pelo de la bestia, la sangre de ambos....la sangre....sangre...sangre..."....sangre para el dios de la sangre..." era algo que sus nuevos y agudizados oídos
parecían oír cómo un salmodia en la lejanía, y se repetía, se repetía...

Ahora Alfrid ya no existe, tampoco existe Ariete, ahora ambos están juntos, en un cuerpo, en un alma...y ya, ni el primero es bondadoso, ni el segundo manso......



LA BATALLA DEL CLARO DEL ABEDUL
2.- ELESSARY Y SRTUMPER , ELFO Y ZOAT

Días atrás exploradores elfos dieron la alarma. Una enorme hueste de hombres bestia, se dirigía en dirección a su bosque, a su hogar, destrozando toda la vida a su paso.
Desde el primer momento, los habitantes del bosque, les habían hostigado, intentado diezmar sus flancos, habían destruido sus carros de provisiones, pero daba igual, eran tantos, parecía que por cada uno que moría, otro ocupaba su lugar, y la falta de provisiones no les hacían mella, devoraban a los más débiles, a los caídos y a cualquier ser que hubiera en el bosque.

Solo quedaba entonces, esperar. Y librar la batalla donde a los elfos les fuera conveniente. Allí, en el Claro del Abedul, donde el poder mágico del bosque se concentraba con más fuerza.
Tres días llevaba el mago sentado en el tocón del viejo abedul muerto. Él también era viejo, aunque a primera vista conservaba el aire jovial y atemporal de su raza, ya empezaba a notar cambios. Su pelo, antes rubio, estaba pasando a un blanco puro, unas oscuras y marcadas ojeras, contrastaban con el claro color de su piel. Y sus profundos ojos, daban cuenta ya, de los muchos siglos vividos. Pero seguía siendo un jovenzuelo al lado de su compañero de espera. Un ser, que posiblemente, vió nacer al mundo, y seguramente, verá su final. Poco se sabe de este ser, de esta raza, un zoat. Un ser de apariencia bestial, cuadrúpedo, con un torso gigantesco, aspecto reptiliano, no hay manera de
hacer una descripción exacta, se parece a muchas cosas, y no se parece a nada en concreto.
Por apariencia física, se advierte un gran guerrero, grande, con unos titánicos músculos, parte de su cuerpo cubierta, a modo de armadura natural, de escamas draconianas, y el resto de una piel, que parece tan dura, como un cuero curtido.
Pero algo en este ser, indica mucho más que músculos sin cerebro, la magia corre por sus venas junto a la sangre. La naturaleza misma, parece rendirle pleitesía a su paso, como si reconocerán a su hacedor, o a un enviado de estos.
Elfo y Zoat, se conocían desde que el primero tenía recuerdos. Nunca habían hablado, no sabía si podía hablar, o si entendería su lengua, alguna lengua. Pero no hacía falta, se entendían sin palabras y siempre que había problemas, siempre que el bosque le necesitaba, él aparecía, allí, en el claro.
Llevaban días de espera, en este tiempo, segundos para ellos, contemplaron como un brote de abedul salía de la tierra buscando luz, vieron salir mariposas de sus capullos, las vieron morir tras completar su ciclo vital, y después observaron como otros insectos comían sus cuerpos muertos.
Dos seres, si no inmortales, si muy longevos, viendo fluir el ciclo de la vida, nacimiento y muerte.

En el bosque nunca hay silencio para quien sabe escuchar, pero de pronto, en un segundo, un silencio absoluto se impuso, nada se movía, nada respiraba...
El redoblar de un tambor rompió la armonía del bosque, gritos guturales llenaron el silencio, sonidos de árboles cayendo, animales asesinados, bandadas de pájaros huían despavoridas, un ciervo con los ojos fuera de sus órbitas por el terror, paso saltando entre los dos compañeros silenciosos. El mal había llegado. La hora se acercaba.
El elfo se puso en pie, cogió su cayado, y llevándose una mano a sus labios, hizo un sonido propio de un pájaro, la llamada a las armas, para alertar y alentar a sus congéneres, que estaban escondidos por todas partes, preparados...los sentía.
Él zoat se levantó, dio unos pisotones con sus cuatro grandes patas para desentumecerse, cogió su Maza báculo, de la altura del elfo, adornada con runas olvidadas en el tiempo. La brillante bola que llevaba en la otra mano, empezó a brillar, y pareció que el bosque reconocía a su protector ancestral y se preparaba también para la batalla. El bosque vibraba, se preparaba para la lucha.
Y de una boca que no estaba hecha para hablar, surgió un gruñido en lengua Silvana, que el mago elfo interpretó como: "Es la hora, amigo".






3.- ARIETE

Subido en una gran piedra, situada en un lado del estrecho camino que discurría por el bosque, terminando de roer carne semi putrefacta que quedaba en el hueso, de no se sabe que ser.

Viendo pasar la larga fila de hombres bestia, de todos los tamaños y formas, pensó, "Lo he logrado" .Por fin tenía una hueste para saquear y matar en condiciones. Eso pensaba el caudillo de los hombres bestia, el gran minotauro llamado Ariete.
Había partido solo hacía el norte, desde el lugar donde sucedió su transformación, empezó a atacar granjas solitarias que encontraba a su paso, sembrando terror y destrucción.
Se encontró con una pequeña partida de guerra de hombres bestia, y para liderarlos, retó al caudillo, al que mató de un garrotazo rápidamente. Sus primeros seguidores. Siguió andando en dirección norte, donde el poder del caos parecía llamarle, atraerle, tirar de él. Continuó matando líderes de las bandas que encontraba, y sumando sus guerreros a su hueste.


Cuando tuvo guerreros suficientes, pensó que ya era el momento de empezar a atacar algo más que granjas humanas, y empezaron por pequeños pueblos. Dejaban todo devastado, mataban todo lo vivo, quemaban todo lo construido. Sembraban el caos, su naturaleza.
En su camino, encontraron el inicio de un bosque, un gran bosque que se extendía hasta donde los ojos podían ver, no se veían límites. Dos grandes monolitos íntegramente grabados con runas, parecían enmarcar la puerta
a la espesura.
Unos cuantos pequeños ungors, mitad hombre, mitad cabra, empezaron a remolonear, tenían miedo no quieran entrar y empezaron a balbucear:"..flacuchos, flechas, árboles se mueven.." Y comenzaron a correr en dirección opuesta, Ariete acabo con dos de ellos de un golpe de su garrote, y el resto fueron muertos por su guardia personal, unos monstruosos minotauros. Tras acabar con la pequeña rebelión, y comerse o despedazar para más tarde a sus compañeros caídos, la hueste se aproximó a los monolitos.
Ariete que era valiente, o insensato, o quizá su naturaleza brutal le hacía carecer de miedo, pero no de instinto de conservación, empujó con su garrote a dos hombres bestia. En el momento en el que sus pezuñas sobrepasaron los límites del bosque, las dos bestias fueron asaeteadas, los dos, de la misma forma, una flecha en cada ojo y una en el corazón.
Los elfos tenían unos sentidos muy agudos, pero ellos eran bestias, los tenían, si no mejores, si al menos igualados. Y Ariete percibió pocos contrincantes, ellos eran muchos, podía asumir las pérdidas. Así que empujando a los más débiles para que fueran de vanguardia y recibieran las acertadas flechas, entraron en el bosque.

Unas pocas jornadas pasaron, sin que pudieran llegar a ver a sus atacantes, que siempre atacaban escondidos en los arbustos, en los árboles.
Con cada ataque, varios guerreros de la hueste caían, pero eran muchos, suficientes para pararlos o amedrentarlos, había contado con ello, algo tenían que comer por las noches, y la carne es carne, venga del ser que venga....y algún flacucho saltarín también era derribado, así había variedad en el menú...
Al fin llegaron a un claro, donde un elfo y un, ¿que era eso?...grande como un minotauro...parecía que por fin iba a medir sus fuerzas con alguien de su talla...por fin un reto en condiciones...

Con un grito de su caudillo, las bestias corrieron alzando sus armas, sus garras, tentáculos, colmillos.
Con una llamada del mago, las flechas silbaron y encontraron sus blancos, la maleza se movía, los árboles movían sus ramas, era por los elfos escondidos, o, el bosque también quería sangre.
El claro del abedul, iba a ser el escenario de una titánica batalla, en el que se decidiría la suerte de los habitantes del bosque, y de los humanos que vivían allende sus fronteras...



4.- LA BATALLA

Las noches de Ariete son confusas. Apenas descansa, sus sueños se pueblan de espesas brumas carmesís.
Entre ellas aparece una cara sin rostro, toda vestida en profundo púrpura. La bestial mente de Ariete nada comprende. Sus sueños son profundos, pero no le permiten descansar. La cara púrpura sin rostro le habla sin palabras, ya que no hay boca que articule sonidos.
Pero el mensaje es claro. Le indica una dirección, un propósito. En la mente de Ariete aparecen unas
extrañas y antiguas ruinas, ya ancianas en los albores de la era del hombre, en el medio de un claro en lo profundo de un espeso bosque. La voz le ordena destrucción, fuego y masacre. Ariete comprende esos sencillos mensajes, y le gustará cumplirlos. Pero en algún pequeño rincón de su mente, lo que queda de su consciencia humana se estremece.
Una puerta cubierta de runas es la entrada al claro. En el viejo y aparente muerto tocón de abedul Elessary el mago elfo junto a su viejo y extraño amigo Srtumper el Zoat aguardan. Beth es el nombre del tocón, abedul para los humanos, La Tierra para los seres mágicos del bosque. En el antiguo y mágico claro perviven las ancianas ruinas de Abedular. La antigua ciudad sagrada de los elfos de Fuentebrumas.
Elassary recuerda la ciudad en su esplendor, las avenidas de abedules, Esos sagrados árboles en los que él y sus congéneres, aprendices de magos, subían a lo alto todos los solsticios de verano, para alcanzar los rayos de luna y conseguir iluminación y conocimiento. Y finalmente lanzarse en picado hacía el sagrado estanque al que los mágicos abedules rodeaban para capturar los reflejos de las luminosas estrellas.
A pesar del tiempo, de la destrucción sufrida. Algo de esa antigua magia perdura. Y debe ser conservada. Es prioritario defender el sagrado claro, ya que de los tiempos del Lobo han de volver. Su enemigo lo sabe, y por eso mueve los hilos de sus involuntarias marionetas para conseguir sus propósitos.
Los sueños de Idril están poblados de pesadillas. Zarpas, pezuñas, cuernos y colmillos aparecen entre una bruma carmesí. Arrasan todo a su paso. Un fuego púrpura enciende el valle, el negro humo se eleva hasta un cielo en el que las estrellas son negras. Ya se lo dijo el viejo hombre árbol. Y se lo ha transmitido a su querido hermano Elessary. Idril ya se puso al frente de una pequeña hueste de elfos para proteger al valle, se perdieron vidas de queridos hermanos pero se frenó el asalto del Caos. Pero ahora oscuros presentimientos pueblan sus sueños, una numerosa hueste de hombres bestia se dirige hacía el valle liderada por un poderoso minotauro. Pero a pesar de todo en sus sueños hay esperanza, una sombra alargada avanza hacía el valle. Se detiene en mitad de su carrera y lanza un poderoso y largo aullido…



miércoles, 14 de agosto de 2019

Hombres bestia



Este es un raro ejemplar de beastman. No he encontrado información sobre él salvo una descripción de uno idéntico pero con cara de pez en un blog y en la wiki de colecciones de citadel:



este ejemplar de pez aparece en alguna hoja de catalogo suelta de citadel:


Pero este ejemplar parece que tiene otra variante de cara. 

En definitiva aquí va mi trabajo de pintira de esta rara (un poco fea) miniatura:







Y completando la sesión otro hombre-bestia con aspecto de khorne en tonos rojos y cara de calavera de cabra y un mayal de cráneos:



viernes, 9 de agosto de 2019

Hombre-bestia demoníaco.








 











Otro beastman un poco diferente. Van unos cuantos. Y en la recámara hay una buena colección de estos beastman antiguos y variados. Con paciencia poco a poco irán cayendo. No hay que tener prisa y hay que disfrutar de estas joyitas del pasado.

miércoles, 7 de agosto de 2019

Beakman

Otro simpático personaje mutado que no es el típico hombre cabra. Curiosa y original miniatura pintada en tonos cálidos para engrosar las filas del caos.