Un prado con buenos pastos, ganado,..un bucólico escenario en las galias. Pero los bárbaros campan a sus anchas buscando el sustento que el emperador Honorio les niega, parte por desidia, parte por maldad y en suma por estupidez e incompetencia.
Así las cosas, francos y visigodos tratarán de retener las vacas y ovejas de los atribulados paisanos galo-romanos que ven como las legiones que debían defenderles han desaparecido para ir a la guerra.
Y francos y Godos, paradójicamente, pretenden ser hoy los defensores de Roma. Y van a cobrarse parte de su precio a las malas.
Los francos entran en el territorio que los Godos se han apropiado.
Ahí está el ganado. Hay que actuar rápido antes de que los godos reúnan a toda su hueste.
Una vaca es un preciado bocado que las familias de los bárbaros necesitan.
Los nobles visigodos tratan de atrapar a los ladrones francos.
Pero los guerreros francos son intrépidos. Y su jefe no escatima en valentía y resolución para dar ejemplo.
Hoy los visigodos no han sabido defender su terreno...Pronto la nobleza gala buscará nuevos protectores...Malos tiempos para lo que va quedando de Roma.