jueves, 11 de febrero de 2016

TALAVERA: VOLLEY AND BAYONET

Hacía tiempo que no jugaba a figuaras. Y mucho más tiempo que no jugaba a napoleónicos.

Volley and Bayonet son unas excelentes reglas para jugar con figuras napoleónicas. Permiten recrear en una sesión de juego abarcable en una mañana o una tarde una batalla en la que participen dos o tres cuerpos de ejército.

Batallas como Waterloo pueden jugarse en una sesión doble.

Emplea turnos de 1/2 hora y bases que representan brigadas.

Así dicho no parece gran cosa. Pero son las ÚNICAS REGLAS que permiten jugar algo más que una escaramuza o pequeño encuentro.

Por supuesto no permiten el detalle que todas esas reglas "tan realistas" y populares ofrecen. Pero puedes jugar batallas de las de verdad. Y, particularmente, no le veo el interés a jugar a napoleónicos sin ponerme en la piel de Napoleón, Blucher, Kutusov, Wellinton en grandes y épicas contiendas.

La fotos, sin ser imponentes ya dan idea de la grandiosidad de una batalla de Volley:







Para el final guardo una controversia surgida durante la batalla.

Es un caso muy habitual en muchas reglas.

HUIR DIRECTAMENTE  DEL ENEMIGO:

¿Cómo se hace? No siempre resulta evidente cual es la dirección. Y la respuesta puede ser crucial cuando has de pasar por encima de tropas en reserva y desordenarlas.

Pasa en muchos juegos y no siempre las reglas entran en el detalle de especificar.

Ya se sabe, jugamos para divertirnos, entre amigos, somos caballeros, ejem, ... si, más o menos.

Hasta que dejamos de divertirnos por que todo nuestro ejército se desordena y nos convertimos en hienas sedientas de descargo rebuscando en las reglas una cláusula que nos libre de la derrota.

Pero he aquí que la geometría más elemental nos da la solución ante la falta de precisión de las reglas.

Solo debemos determinar los centros de las unidades y unirlos para obtener la ruta más directa para que ambas se alejen mutuamente.


Gaspard Monge, padre de la geometría descriptiva y el infausto sistema diédrico no podría estar más conforme con esta solución y sin duda asesoraría a Napoleón sobre estas cuestiones en sus campañas.

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