martes, 13 de octubre de 2015

huidas fingidas en la reconquista: Warhammer Ancients: El Cid

Sobre las huidas fingidas.

Llevo sufriendo derrotas con el ejército moro desde que lo pinté. No he conseguido ganar nunca. Partida tras partida mis tropas de caballería son arrolladas. Pese a la superioridad en maniobrabilidad de los árabes, los cristianos no tienen más que cargar y arrollarles.

Así que voy a hacer un resumen de hechos que explcan esta horrible estadística para ver si hay solución o la única manera de ganar los moros es reclutar mercenarios cristianos.


1 Huidas fingidas y disparo:

Mucho cuidado. Si los cristianos mueven 8” y cargan, por tanto 16”, hacer florituras delante de ellos es un suicidio casi seguro. Los moros tienen que ponerse a unas 7” para poder lanzar jabalinas y desgastar a los cristianos. Pero para huir tirarán sólo 2D6.
Hay un 42% de probabilidades de huir frente a un 48% de probabilidades de ser alcanzados.
Si los cristianos movieran sólo 7 las posibilidades serían del 58% de huir frente a 42% de ser alcanzados.
En definitiva, la mitad de las veces aproximadamente serán alcanzados.

2 Huidas fingidas:

La táctica de huir sin disparar no deja de ser también muy peligrosa. Aunque se tiren 3D6. Si los cristianos mueven 8” las posibilidades de escapar en la misma posición son del 63% frente al 37% de ser alcanzado. Más de la tercera parte de las veces son alcanzados.

Sólo es menos arriesgado huir frente a caballeros si mueven 7". Hay un 84% de posibilidades de huir frente al 16% de ser alcanzado.

No entiendo por qué en WH Ancients todos los caballeros mueven 8" independientemente de que sean tropas ligeras o pesadas y de la armadura que porten. Es absurdo.


En definitiva: Por muy buenos jinetes que sean los moros lo de las huidas fingidas es un suicidio. Sólo sería aconsejable hacerlo huyendo a galope sin disparar y frente a caballeros que fueran  pesados moviendo menos.


Frente a caballeros  que mueven 8” hay que olvidarse de las jabalinas y pensar en atacar a la carga para aprovechar las lanzas arrojadizas y si es caballería noble la superioridad de su habilidad de ataque. Andar con fintas es garantía de que serás cargado y perderás todas las ventajas.

Por más que las habilidades de los jinetes moros parezcan indicar que hay que usarlos en escaramuza disparando y huyendo, la estadística dice que no hay que hacerlo. Hay que pensar en intentar flanquear sólo si tienes superioridad o pensar en que tendrás que combatir. Sólo intentar debilitar a los caballeros pesados que son más lentos, pero con un peligro tremendo.

Lo más conservador es pensar en pelear sin más. Sólo si tienes superioridad pensar en flanquear.

No sé. Pero hay que pensar que la táctica habitual no puede ser correcta con un 100% de derrotas. No puede ser sólo mala suerte.


jueves, 8 de octubre de 2015

Hacía mucho tiempo que no librábamos una batalla campal en condiciones con el viejo WHFB 3rd Ed.
Últimamente estábamos enfrascados en escenarios pequeños, con una historia, etc, etc.
Y es en esta última modalidad donde mejor funcionan la reglas.
Por que las batallas grandes pueden resultar muy largas de desarrollo.

Las reglas de Warhammer histórico están más retocadas para que la resolución de combates sea rápida y en un sólo turno generalmente tengas a un bando huyendo.

Pero en las viejas reglas de la tercera edición los combates se suceden durante muchos turnos. Normalmente el bando que gana el primer encuentro suele tener las de ganar y empujar a su contrario durante varios turnos hasta finalmente romper. Pero en ocasiones esta ligera ventaja se puede alterar. Esto puede resultar muy emocionante, pero cuando hay ya varias unidades enfrentadas, la fase de combate se hace larga y la partida se alarga mucho.

Antes teníamos tardes enteras para jugar. Pero ahora jugamos rápidamente por la mañana y cuando el reloj marca la hora de comer debemos regresar rápido a casa no sea que la familia se empiece a inquietar por el "friki" de su "paterfamilias".

Bueno. Para la próxima veremos que se hace.


Ahora veamos lo que dio de si esta épica batalla entre dos clanes orcos.

Dos bandos iguales y bien equilibrados. Sanguinarios e indisciplinados y dispuestos para la carnicería.

Ya en el primer turno las tiradas de "animosity" empezaron a romper las filas y descabalar el plan de batalla.






Estos orcos no vieron con buenos ojos que unos estúpidos goblin se acercaran tanto a ellos y tuvieron que acercarse a ponerles en su sitio a los pequeñajos.


Los carros goblin también se despistaron algo al principio y de repente se vieron en medio de varias amenazas enemigas. A la desesperada tuvieron que cargar a una unidad de goblin para no perder su ímpetu y ser, a su vez, cargados por los jinetes lobo enemigos. Como para un carro  es mejor cargar que ser cargado, sin sitio para maniobrar se tiraron contra estos goblin. Pero fueron parados y les contracargaron unos oportunistas snotling por el flanco.

Finalmente saldrían huyendo.


Los lobos, habiendo perdido la presa de los carros se lanzaron contra los snotling, que iban dirigidos por un héroe goblin. ¿Que inconfesable fechoría habría hecho este goblin para ser rebajado a dirigir esta horda de sabandijas no buenas para nada excepto servir de comida?

Bueno, pues lejos de lo esperado estos microbios aguantaron turno tras turno teniendo éxito en todas las tiradas de liderazgo. Verlo para creerlo.


En el flanco derecho se produjo el choque de las fuerzas de élite de la "jabalinería" pesada.

Los del escudo rojo llevaron la mejor parte unos turnos hasta que el empuje de sus contrarios terminó volviendo las tornas y haciéndoles huir.


Los correosos troll lograron cargar en un momento de lucidez y repartieron estopa de lo bueno.


Los lobos aún afanándose en machacar a los inasequibles "titanes" snotling.


Los "Snortas" persiguiendo finalmente en la derecha.



Y con la batalla aún en el equilibrio nos dio la hora de comer. Ambos bandos tenían sus respectivos flancos derechos rotos, pero mantenían sus fuerzas aún sólidas.

Hubiera pasado cualquier cosa, pero después de 3 horas de combates los orcos decidieron retirarse a lamer sus heridas y pensar en otras formas más sucias y sutilkes de machacar a su adversario sin arriesgar el pellejo verde.

Lo dicho. Hay que tener en cuenta que estas batallas son largas. O tuneamos las reglas con las recientes del histórico o jugamos cosas más modestas adaptadas a nuestras urgencias matutinas.

Una pena, por que la batalla estaba muy interesante y vistosa.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Crónicas de la Frontera del Duero

Llegadas las postrimerías del verano va siendo hora de reunir  las cosechas y prepararse para el invierno. De reunirse en torno a la lumbre y orar para que las nieves no maten al menguado ganado. Y para que el moro se quede en sus fronteras cuando la primavera llegue.

Pero este año las huestes del califato se han propuesto una última incursión de castigo antes de retirarse a sus cuarteles de invierno en el plácido sur. Un último latigazo en la espalda de los sucios y bárbaros norteños que merme su feroz orgullo.

En el llano, los condes van a hacer frente a los moros. Para los moros es sólo otra oportunidad de botín. Para los castellanos la lucha será por su superviverncia y por mantenerse en los ásperos llanos del valle norte del Duero. Un tierra dura e ingrata pero al fin y al cabo su tierra. Unos condados de los que son dueños y señores y en los que la libertad significa algo.

Ambos ejércitos toman aire antes de la acometida.







El ala izquierda árabe toma la iniciativa.


Los valientes villanos cristianos ponen en fuga todo el flanco izquierdo árabe.


EL emir que dirigía la embestida de caballería se ve rodeado de enemigos cristianos mientras sus jinetes se desbandan.


El ala contraria permanece estable en una continua escaramuza e intercambio de dardos.


EL emir se bate en duelo con gallardía.


Inútilmente algunos nobles árabes tratan de auxiliar la izquierda destruida.


La batalla parece concluir. Los árabes deciden replegarse y dar por concluida la aventura. No lograrán más botín este año. Pero, al menos,  los cristianos no dormirán tranquilos en las largas noches de invierno.


Fulgurante victoria del cristiano y más conclusiones sobre las tácticas del árabe que nunca parecen suficientes para lograr la victoria.
Parece que la superioridad de los jinetes árabes nunca es bastante para derrotar a los tenaces caballeros.

Pero ya veremos la próxima vez.