Los exploradores de los ejércitos cristiano y musulmán llegan a orillas de un río. Ambas avanzadillas se observan desde sus orillas respectivas midiendo sus fuerzas antes de acometer el cruce del puente.
Los moros toman el puente y cieran filas dispuestos a defenderlo. Los caballeros cristianos se reúnen y se preparan para atacar en una fuerte columna:
Los jinetes castellanos atacan con jabalinas y se repliegan rápidamente sin dar tiempo a los moros a responder copn sus flechas.
Los moros aguantan las acometidas y defienden la posesión del puente:

Un grupo de moros ha cruzado el rio en otro extremo del campo para tratar de aliviar la presión cristiana sobre el puente:
Los cristianos atacan con más decisión, pero los moros son capaces de aguantar el ataque con gran coraje. La superior caballería no consigue romper a los arqueros.
Los caballeros cristioanos se reúnen de nuevo en retaguardia listos para el asalto final:

La lucha es furiosa y ambos bandos saben que es el momento decisivo. La lucha es confusa y los proyectiles vuelan sobre las cabezas de los contendientes buscando un blanco al que herir. Las cargas se suceden y los combates son sin cuartel.
Los débiles arqueros se comportan como un muro contra el que choca la caballería y es respondida con lacerantes flechas que van mermando su combatividad...
Finalmente la línea opuesta de los moros cruza el río en masa mientras los caballeros, impotentes, no logran doblegar a los defensores del puente.
Hoy los moros han cruzado el río. Los cristianos se repliegan para avisar a su hueste de la llegada de los invasores y preparar la defensa de la frontera.