(Esta es la crónica de una de las partidas del Oldhammer Weekend 2018. Alberto preparó la partida y la dirigió. Y ha tenido la gentileza de preparar esta narración para que yo la pueda poner en este blog. Así que muchas gracias a Alberto y a todos los participantes que espero que la disfruten como yo.)
El
Alquimista, un extraño forastero encapuchado, realizó una magnifica ofrenda
para dar por finalizado el gran Santuario de la
villa. Los humanos se alegraron de ver que el trabajo iniciado por sus
ancestros por fin estaba terminado. El Santuario era majestuoso y la enorme
campana forjada por el misterioso Alquimista, fue el obsequio perfecto para
finalizar la longeva construcción. Hasta que, en mitad de la noche, la gran
campana empezó a resonar…
Una...
dos... tres veces, lentamente, las pesadas ondas sonoras se extendieron por la
aldea y alrededores.
Cuatro...
cinco... seis veces resonó la campana, el número del demonio, el despertar de
la bestia cornuda surgiendo entre alimañas.
Siete...
ocho... nueve; el sonido de la campanada se intensificaba en cada resonar, los
humanos retrocedieron a la entrada del Santuario mientras se tapaban los oídos.
Diez...
once... doce... trece. Con la décimo tercera campanada, un rayo de luz surcó el
cielo y, el consiguiente trueno retumbó. La oscura noche se cernía mientras la
brillante luna iluminaba el paisaje, y un destello cegador surgió de repente
con el rayo de luz, todo quedó completamente en silencio. Todos corrieron a
refugiarse. Nubes de tormenta acechaban los tejados, mientras caía una lluvia
que jamás cesaba, los vientos arreciaron y los rayos golpearon el siniestro
Santuario.
Los días se
convirtieron en semanas y las semanas en meses. Cada medianoche la campana
resonaba trece veces, hasta que un día duras piedras de granizo cayeron como si
meteoritos fuesen, destrozaron por completo los hogares y los cultivos humanos.
Muchos enfermaron y murieron, los bebés nacían con deformaciones horribles.
Alimañas repugnantes se dedicaban a devorar el escaso grano que quedaba
almacenado y los hombres rata comenzaban a infestar la zona. Cada día era peor
que el anterior.
La villa
fue desterrada de los mapas, jamás se volvió a mencionar su antiguo nombre y
quedó sumida en el caos. Con el paso de los años, la gente solo conocía el
lugar como Plagaskaven, el origen del mal, el Imperio subterráneo de los
Hombres Rata. Solo vosotros, Aventureros que venís de tierras lejanas en
búsqueda de fama y fortuna...quizá os convirtáis en el pequeño halo de luz que
devuelva la vitalidad y energía a esta pequeña aldea asediada por los Skaven.
Los dos grupos de Aventureros se componían de
Hechicero (José Mari), Bárbaro (Andy), Enano Matador (Jaume), quienes entraron
al santuario y bajaron por una trampilla, hasta descender a la cueva subterránea. Mientras tanto, el segundo grupo de
Aventureros compuesto por un Hechicero (Carlos) y un Halfling (Cristóbal) se
adentraban a pelo solos y sin miedo a nada, bien podrían haberse llamado
Gandalf y Frodo. XD Luego surgirían el Bretoniano (Oscar/Fito) y el perro (Mr.
Robapites!)
----------------------------------------------------------------------------------------------------
Cada grupo accede al Santuario corrupto por
diferentes accesos… A medida que el primer grupo avanza llegan a un pequeño estudio,
en el mismo, una librería con tomos sagrados del santuario corrupto y el suelo
marcado con símbolos Skaven. Sorprendidos por ratas gigantes y guerreros del
clan Skaven, avanzaron lentamente. Con suerte, encontraron un Hechizo de
Fundición entre la librería.
Los primeros enemigos dejaron una Vara de Piedra
Bruja, qué el valiente Enano Matador decidió portar durante la aventura…
lamentablemente, todos los Skaven iban derechos a por él única y exclusivamente
debido a la importancia de la vara. Cabe decir que en este grupo de Héroes, el
Aventurero ofensivo y cañero fuera claramente el Hechicero y el experto en
Fallar en su Furia Asesina fue la
Bárbara.
El segundo grupo en cambio, avanzó hasta toparse
con un Caballero Bretoniano rodeado de hombres rata y un perro que con sus
ladridos, ayudó a salvar la vida del honrado caballero. Cruzaron estancias
repletas de riquezas y una armería… Tuvieron algo más de fortuna que el otro
grupo, aunque los 1 en
la Fase
de Poder se sucedían y una Nube de Pestilencia asoló al grupo.
En la estancia repleta de riquezas, se toparon
con Guerreros Alimaña… con sus alabardas tuvieron la ventaja de atacar a dos
casillas. El camino entre ambos grupos parecía estar próximo, hasta que
alcanzaron la “Ratonera” una pequeña estancia donde aguardaban corredores de
las sombras a la vuelta de la esquina. Los héroes se encontraban en un gran
aprieto, de hecho el Halfling tuvo que echar mano a su bolsa de almuerzo en
reiteradas ocasiones, la fortuna no estaba en su destino.
Al fin sus caminos se cruzaron.
En medio del corredor, había pequeña hendidura en
el suelo, pareció ser el mecanismo perfecto para enganchar
la Vara que el Matador portaba,
y accionarla. Un falso muro abrió paso a un pasillo oscuro y lúgubre…
Una pequeña fuente de un líquido espeso, rojo y
sucio emanaba de la misma… ¿Se atreverían los Aventureros a probar de ella? Por
fortuna, parece que todos recuperaron sus energías, salvo el perro. El perro
parece que el agua no le sentó nada bien… acabó transformándose en una criatura
absolutamente salvaje e incontrolable…
Al fondo del pasillo… se atisbaba la cámara
final. ¿Quién diantres se encuentra ahí?
Meek Gnawdoom, aguardaba en su trono aupado por
lacayos, a la espera de los intrusos… La estancia objetivo tenía 3 objetivos,
a) Derrotar al Alquimista encapuchado… Meek, quien donó la Campana del Mal a la
villa, b) Destrozar la Campana
y c) Robar el Arca Negra… nada fácil contando con la cantidad de sucesos que
surgieron en la cámara… En la zona elevada había un campanero deseoso de tocar
la campana y acabar con los intrusos, mientras que un Monje llevaba a rastras a
un niño de la villa. Iba a ser el sacrificio a la Rata Cornuda.
Junto al trono de Meek, un caldero de piedra
bruja líquida y un monje, realizaban interesantes experimentos con ratas
gigantescas…. Los Aventureros entraron sin titubear. Consiguieron acabar con
muchos de los guardias, sin embargo, Meek lanzó un rayo de disformidad contra
los Aventureros….
Por desgracia, el conjuro Rayo de Disformidad
causó estragos a su paso, especialmente en el Hechicero y el Perro, de hecho la
disformidad del rayo afectó al crio que fue secuestrado… convirtiéndolo en un
niño rata poseído... El Campanero tocó la campana, los héroes perdieron un turno,
paralizados por el dong ensordecedor…
El Halfling hizo su tirada de éxito al fin,
subiéndose a lo más alto de la estancia tras el mago, disparó a bocajarro al
Campanero antes de que el Caballero Bretoniano pudiese alcanzarle. El Caballero
todo un kamikaze, saltó desde el área de tablones alta al suelo, sin daño
alguno, todo una pericia en toda regla.
Por desgracia, el monje roció la piedra bruja
liquida en la rata… has convertirse en una Rata Ogro. Finalmente, los Aventureros
hicieron piña y entre impactos y hechizos pudieron acabar con Meek y robar el
Arca Negra, aunque a un gran coste, el niño no logró sobrevivir… y ese perro….
Se trasformó en una mala bestia. Sin el Enano y la fuerza del Bárbaro no se
hubiese limpiado la estancia de putrefactas ratas.
Quién sabe
que aventuras que les depararían, pero gracias a estos seis héroes y el animal
de compañía, Plagaskaven cayó. No sería el último subterráneo Skaven en caer,
pero en aquel momento el Consejo de los Trece fijó la atención sobre estos
Aventureros... no pasarían desapercibidos después de los estragos que causaron.
Pero esa ya es otra aventura que contar más adelante…
----------------------------------------------------------------------------------------------------
La partida estaba pensada de otra manera y con
más añadidos, la falta de tiempo y la falta de varios jugadores a última hora,
tuvo que adaptarse sobre la marcha, no obstante, añado las notas que me hice
por si alguien le apetece jugar la partida.
https://mega.nz/#!pMoAXAZQ!q8TcMs7QIow1lbAc76iVirKJgRGfXf9VTurycnyUEEE
Por último dar las gracias a los jugadores con
los que pasé un rato de puta madre.