Pero el vikingo esta vez viene aconsejado por un sacerdote que le permite cambiar la cara de unos de sus dados saga para mejorar los combos.
El warlord anglosajón resiste el ataque de guerreros vikingos, con gran coraje, fuerza y suerte, claro.
Y sigue su suerte aguantando la carga de unos guardias vikingos. Así, el vikingo debería haberse embarcado en su drakkar de vuelta a su fiordo.
Pero, no contento con el fracaso de sus hombres acometió él mismo al señor sajón. Pena que tan bizarra gesta fuera contestada con una jabalina sajona clavada en su garganta.
De nuevo los vikingos derrotados, aunque por poco margen. Hay que reconocer que han tenido mala suerte y les ha faltado una unidad con arcos.
El sacerdote es una buena adición a una banda.
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